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26/2/12

Los costos sociales del fumar


A diferencia de lo que ocurría hace al menos cincuenta años cuando fumar era símbolo de estatus, un privilegio propio de los caballeros, una ceremonia rodeada de sofisticación y rito a la que incluso se reservaban lujosos salones, una acción aspiracional promovida en las películas de Hollywood, hoy en día es una práctica social rechazada en cada vez mayores círculos.


Los adictos a la nicotina argumentan que se trata de una práctica discriminatoria de los ex fumadores arrepentidos, una conjura de las buenas conciencias sanitarias en contra de la libertad, lo cierto es que cada vez son más las personas que conocen los efectos del tabaco sobre la salud de quienes fuman, como de los que se encuentran a su rededor y procuran protegerse.
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El costo social para el fumador crece todos los días. Conforme se extiende la conciencia sanitaria se cierran los círculos sociales. Los amigos y compañeros prefieren la compañía de no fumadores, se retiran de los lugares con humo de tabaco y extienden sus limitaciones al no fumar dentro de sus casas y automóviles. 

Las empresas son particularmente estrictas al respecto y separan entre las solicitudes de empleo a las personas fumadoras por los costos implícitos que significan sus ausencias por enfermedad, seguros médicos y gastos de mantenimiento en aire acondicionado, pintura, alfombras y cortinas de los inmuebles.

El arrendamiento de inmuebles y despacho pasa por la misma condición. Los arrendadores prefieren inquilinos que no fumen y establecen cláusulas en los contratos que prohíben el fumar para disminuir sus costos en mantenimiento y seguros.

Por lo que hace a los restaurantes, bares, salas de concierto, oficinas, salones de fiesta, edificios públicos y otros lugares de convivencia, los gobiernos de todo el mundo han prohibido el consumo de tabaco dentro de sus instalaciones y fomentado la adecuación de espacios especiales dentro de esos establecimientos dirigidos a los fumadores.

Fumar es un acto voluntario que cualquier persona puede realizar en privado sin afectar a ninguna persona. Los costos para la salud son ampliamente conocidos mientras ahora comienza a conocerse el creciente aislamiento a que se someten los adictos a la nicotina. 

Otrora complemento para la distinción y convivencia social, el tabaco se ha convertido en un pesado lastre para la sociabilidad, una razón para el rechazo cuando no para la discriminación y el confinamiento de los fumadores.


Los peligros del fumador pasivo

 Ser un fumador pasivo significa estar aspirando el humo de tabaco ambiental generado por otras personas. El humo secundario es una mezcla del humo residual que proviene del tabaco en combustión y del humo exhalado por el fumador. Se compone de unas 4.000 sustancias químicas, de las cuales una gran cantidad causa enfermedades respiratorias y unas 40 son posibles cancerígenos. La Agencia de Protección Medioambiental de los EE.UU. ha clasificado el humo secundario como sustancia cancerígena del tipo A, junto con el arsénico, el amianto, el benceno, etc. El humo secundario no está filtrado, por lo que los niveles de sustancias cancerígenas que contiene son más altos que las del humo inhalado directamente por un fumador activo. Fumar un cigarrillo produce humo por dos vías: el extremo, que es la principal, y el cuerpo, que libera los vapores calientes del cigarrillo y su filtro. Entre el 70 y el 80% del humo secundario proviene del extremo del cigarrillo y contiene los niveles más altos de nicotina, monóxido de carbono, alquitrán y otras sustancias cancerígenas. Por lo tanto, la exposición constante al humo secundario es aparentemente más dañina que el fumar un cigarrillo directamente por el mismo período de tiempo. Efectos de la exposición al humo secundario
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Efectos inmediatos Los efectos inmediatos del humo secundario son: irritación de los ojos, tos, dolor de garganta, dolor de cabeza, náuseas y mareos. Efectos a largo plazo Cáncer de pulmón: La mayor causa de cáncer de pulmón entre los no fumadores es la exposición al humo secundario. Uno de los últimos estudios realizados sobre el tema revela que, de los individuos sometidos a examen para dicho estudio, los que estaban habitualmente sometidos al humo secundario eran tres veces más propensos a contraer cáncer de pulmón que el resto. Problemas cardiovasculares: El humo secundario produce daños cardíacos a corto y largo plazo, disminuyendo la capacidad funcional del corazón y afectando la función sanguínea de transportar oxígeno. Algunos de los productos químicos contenidos en el humo secundario pueden bloquear o endurecerr las arterias, causando problemas como arteriosclerosis, hipertensión y finalmente ataque cardíaco. En un estudio médico sobre este tópico, se descubrió que el humo secundario aumenta el riesgo de ataque cardíaco por lo menos al doble. Apoplejía: Los no fumadores expuestos al humo secundario corren un riesgo de ataques de apoplejía 80% mayor que las personas no expuestas a esta situación. Asma: Una de las investigaciones reveló que los no fumadores que tienen contacto con humo secundario en el lugar de trabajo mostraron el doble de propensión al asma que aquellos individuos no expuestos al humo del tabaco. Las personas que dijeron estar en contacto con humo secundario en sus hogares mostraron un riesgo de asma cinco veces mayor que las no expuestas. En individuos que ya sufrían de asma, la exposición al humo secundario perjudica significativamente su funcionamiento pulmonar. Cáncer de mama: Algunos de los estudios más recientes demuestran que el humo secundario aumenta también el riesgo del cáncer de pecho en las mujeres. Efectos sobre el feto Las mujeres embarazadas que fuman pueden sufrir serias consecuencias en el desarrollo del feto: * Los bebés de madres que fuman durante el embarazo tienen un peso inferior al normal al momento de nacer, y frecuentemente nacen prematuros. * Sus órganos, especialmente los pulmones, son más pequeños que los de otros bebés, y son más propensos a la muerte súbita. * Presentan más riesgos de sufrir enfermedades durante el resto de su vida y tienen más probabilidades de hacerse adictos al tabaco al hacerse mayores. Efectos sobre los niños * Los niños expuestos al humo secundario durante el primer año de vida tienen mayores probabilidades de sufrir asma, neumonía, bronquitis, bronquiolitis y otros problemas respiratorios que los niños no expuestos. * El humo secundario también predispone a los niños a problemas circulatorios, problemas de conducta y enfermedades olfativas (nasales). * También incrementa su susceptibilidad al desarrollo de cáncer en la edad adulta.

Fuente: http://www.webdehogar.com/salud-familiar/05052304.htm

25/2/12

Fumar pone en peligro no solo su salud y bienestar, sino además el de las personas a su alrededor. El humo de su cigarrillo perjudica seriamente a las personas que no fuman. Lee el articulo completo en http://www.epssura.com/index.php?option=com_content&task=view&id=343&Itemid=2

19/2/12

‎"Hasta hace unas pocas décadas fumar era sinónimo de elegancia, sofisticación y hasta intelectualidad. La efectiva publicidad de las compañías tabacaleras y el cine lograron hacer del cigarrillo un accesorio obligatorio para miles de personas que se sentían identificadas con la enigmática personalidad de Humphrey Bogart, la sensualidad de Marlene Dietrich o la virilidad del hombre Marlboro sólo por tener un cigarro dando vueltas entre los dedos"

Lean el articulo completo en
http://www.semana.com/vida-moderna/fumando-espero/100298-3.aspx

14/2/12

Fumar afecta (también) al metabolismo cerebral Daña la neuroquímica del placer y del dolor, pero es posible recuperarse si se deja el cigarrillo





El tabaquismo crónico afecta a las células nerviosas y altera la composición química del cerebro, según el primer estudio realizado con la técnica de espectroscopia de protones por resonancia magnética (MRS) con el fin de vincular la adicción a la nicotina con la neuroquímica. Asimismo, dejar de fumar restablece el orden natural de la sustancias químicas que permiten un funcionamiento normalizado de nuestro cerebro, revela la misma investigación. Cuarenta y tres fumadores que lo habían dejado demostraron que el proceso de deterioro puede invertirse, y que el daño tiene solución. Por Marta Morales.

Fumar durante mucho tiempo afecta a las células nerviosas y altera la composición química del cerebro, causando en apariencia daños neuronales, revela un estudio realizado en la Universidad de Bonn y hecho público en el encuentro anual de la Radiological Society of North America. 

Pero estos cambios son reversibles si se deja de fumar, asegura el investigador Okan Gür de dicha universidad, según los resultados de la espectroscopia de protones por resonancia magnética (MRS, por sus siglas en inglés) con la que se ha realizado el estudio. 

Esta técnica se utiliza para analizar los protones que se encuentran en el cerebro tanto en condiciones normales como patológicas. Desarrollada en la década de los ochenta ha ido ganando aceptación en la evaluación de enfermedades neurológicas. 

La MRS de protones mide el metabolismo cerebral a nivel celular y ofrece datos detallados sobre la química del cerebro y su metabolismo, implicado en numerosos procesos físicos y químicos del organismo. 

Trastornos químicos 

El análisis con dicha técnica reveló que fumadores que llevaban consumiendo tabaco incluso 25 años podían volver a tener un cerebro en condiciones normales si dejaban el hábito. Este es el primer estudio que utiliza la MRS para analizar la relación entre el metabolismo del cerebro y la dependencia a la nicotina, asegura Gür. 

Los científicos examinaron a un total de 21 hombres y 22 mujeres de edades comprendidas entre los 51 y los 59 años dos semanas después de que hubieran comenzado un programa para dejar de fumar y de nuevo seis meses más tarde. En el estudio también participaron 35 personas no fumadoras. 

Las personas del grupo de los que acababan de dejar de fumar presentaron en el primer análisis concentraciones significativamente más bajas que el resto de los participantes del aminoácido N-acetilaspartato en la corteza cingulada anterior, región del cerebro que procesa el placer y el dolor, asociada también al comportamiento adictivo de deseo y reincidencia. 

También se midieron las concentraciones de creatinina y colina, compuestos contenidos en la corteza prefrontal izquierda y en la corteza cingulada anterior. El N-acetilaspartato es un marcador para la función neuronal, la colina se utiliza como marcador de la muerte celular y las concentraciones de creatinina se asocian con el metabolismo energético y el estrés. 

Los niveles del ácido N-acetilaspartato no dependen de la edad y se asocian con el historial como fumadores de los participantes, resultando que aquellos que más cigarros habían fumado durante más tiempo tenían las concentraciones más bajas, lo que indica la importancia del daño neuronal. 

Prueba repetida 

El dr. Gür y sus colegas volvieron a repetir la prueba con la MRS seis meses más tarde a los 43 fumadores, que de media habían fumado durante 25 años, con un consumo de un paquete diario. 

Tras este periodo de tiempo, los fumadores que habían conseguido dejarlo presentaron niveles normales de N-acetilaspartato. Sin embargo, entre los 11 participantes que no lo habían dejado a pesar del intento, la concentración de este ácido en sus cerebros seguía manteniendo niveles demasiado bajos. 

Estudios previos con la MRS ya habían detectado reducciones en la concentración de N-acetilaspartato asociados con desórdenes psicológicos, como trastorno bipolar, esquizofrenia y demencia y con el abuso de sustancias, especialmente del alcohol. Las tasas bajas en este ácido constituyen en general un indicador de una disfunción de los axones y de las neuronas. 

En la región de la corteza prefrontal izquierda no había diferencias significativas en las concentraciones de N-acetilaspartato, pero sí había una diferencia en las concentraciones totales de creatina, que se asociaron a un riesgo aumentado de reincidencia. 

Los fumadores que volvieron a fumar tenían de hecho en la prueba inicial unos niveles totales de creatinina mayores que aquéllos que superaron su adicción. Esta sustancia está asociada al estrés, lo que sugiere que los fumadores que estaban especialmente nerviosos en la primera prueba pudieron tener más problemas para conseguir dejar el tabaco. 

Por último, los investigadores registraron que las concentraciones de colina en la corteza cingulada anterior eran ligeramente más bajas en el caso de los fumadores que en el de los no fumadores. La colina está significativamente implicada en el metabolismo de la membrana celular, esencial para la función cardiaca y cerebral. Tasas reducidas de colina pueden constituir un precursor de la ruptura de las membranas celulares.